Cámara pronuncia esta noche la Embajada Mora en las Fiestas del Escudo, que trasladan a Cieza hasta la Edad Media

Las celebraciones rememoran el asedio de la ciudad por el rey moro Abu-I-Hassan

El Alcalde de Murcia fue nombrado Embajador Moro, mientras Ginés Martínez encarna al Cristiano

El Alcalde, Miguel Ángel Cámara, regresa esta noche a la Edad Media y lo hará junto a todo el municipio de Cieza, que durante este fin de semana vivirá las Fiestas del Escudo, de las que Cámara y Ginés Martínez –director del Servicio Regional de Empleo y Formación- encarnan a los embajadores moro y cristiano, respectivamente.

Los festejos arrancan esta noche, a las 20 horas, con la inauguración del Mercadillo Medieval y, posteriormente, la entrega de poderes al Comendador por parte del Alcalde de Cieza, Antonio Tamayo.

Tras la apertura de los campamentos, llegará el turno de la Embajada Mora, a cargo de Miguel Ángel Cámara.

Las fiestas del Escudo –incluidas en la Unión Nacional de Entidades Festeras- están organizadas y coordinadas por la Hermandad de San Bartolomé, patrón de Cieza, y el Ayuntamiento de la localidad. En contraposición al resto de fiestas moras y cristianas, en ellas vence el bando moro.

Durante tres días, Cieza regresa hasta a 1477, cuando la ciudad vivió, en la madrugada del Domingo de Resurrección, el saqueo por las tropas nazaríes, un suceso recordado en el escudo de la localidad, donde se puede leer “Por pasar la puente nos dieron la muerte”.

Tres días de intensa fiesta

El sábado llega el turno de los pasacalles que, partiendo desde la Plaza de San Bartolomé, y a su llegada a la Esquina del Convento, celebran la “troanera”. Por la tarde es el momento del acto central de los festejos, la Invasión, que escenifica la incursión árabe que tuvo lugar el 6 de Abril de 1477 y se representa en el Puente de Hierro, el Balcón del Muro y la Plaza de San Bartolomé.

En este acto Abu-l-Hassan Alí, al frente de las tropas, protagoniza parte de historia y parte de leyenda. Desde el puente se encaminan hacia la población y en la ermita se escenifican los santos oficios. Es allí donde comienza la acción, ya que según cuenta la leyenda una muda vio como se acercaban las tropas granadinas y, en su afán por avisar, entró al templo y gritó "moros vienen", saliendo todos al encuentro de las tropas. Se enfrentan en una lucha desigual, al ser las tropas moras mucho más numerosas. Tras una breve lucha, los cristianos son hechos prisioneros. Una vez en la plaza, violentan las puertas de la Ermita, y "arrasan" todo lo que se encuentra a su paso.

El domingo, la ofrenda al patrón y un gran desfile de fin de fiestas ponen el colofón a tres días de intensas celebraciones.

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