Liberan en su hábitat tres tortugas bobas tratadas en el Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de El Valle

Son un ejemplar adulto y dos subadultos que ingresaron con distintas lesiones que en uno de los casos han tardado en sanar casi un año

La Consejería de Desarrollo Sostenible y Ordenación del Territorio ha reintroducido en su hábitat tres tortugas bobas (Caretta caretta) que han sido tratadas en el Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de El Valle de diversas lesiones que hacían peligrar su vida. El secretario autonómico para la Sostenibilidad, Pablo Fernández, el director general del Medio Natural, Rodrigo Borrega, y técnicos de la Consejería liberaron los tres ejemplares de esta especie amenazada en la Reserva Marina Cabo de Palos-Islas Hormigas.

La primera de las tortugas es un ejemplar adulto de 40 kilos. Fue recogida a una milla de Cabo Cope por una embarcación de recreo el 23 de diciembre 2007. El animal presentaba una necrosis de la aleta anterior derecha, así como una fractura del húmero. Después de estabilizar a la tortuga marina, los especialistas del Centro de Recuperación le practicaron cirugía para amputarle la extremidad. Posteriormente, ha sido sometida a un proceso de rehabilitación en los tanques de nado y musculación de El valle, hasta comprobar que estaba recuperada para ser reintroducida.

El segundo de los ejemplares ha sido tratado durante más de un año por los especialistas. Este ejemplar subadulto, de 15 kilos de peso y que fue encontrado en Isla Grosa, presentaba problemas de flotabilidad. Después de realizar radiología del aparato respiratorio, se descartó la presencia de un problema pulmonar. Sin embargo, “la radiología del aparato digestivo reveló la presencia de diferentes cuerpos extraños y signos compatibles con obstrucciones parciales a nivel intestinal”, según el informe veterinario realizado en El Valle. Después de aplicar los correspondientes tratamientos, el animal eliminó diferentes tipos de plásticos. El seguimiento radiológico posterior pone de manifiesto su total recuperación.

La última de las tortugas bobas liberadas es una subadulta, de 20 kilos, que ingresó en el Centro de Recuperación el pasado 5 de agosto, después de que la recogiese un velero en las proximidades de Islas Hormigas. El animal tenía un anzuelo en la base de la lengua y se le practicó cirugía, bajo anestesia general, para extraerlo. Asimismo, los especialistas le han aplicado una terapia antibiótica, recuperándose totalmente.

En lo que va de año han ingresado vivas en el Centro de Recuperación de El Valle seis tortugas bobas, una cantidad similar a la de años anteriores. Actualmente un solo ejemplar de tortuga marina se está recuperando en el Valle de problemas en el caparazón y múltiples heridas, posiblemente debido a un enmallamiento.

El 92 por ciento de los avisos de varamientos de tortuga boba en el litoral de la Región fueron realizados a través del Teléfono Único de Emergencias 112 por particulares, Protección Civil, Dirección General de Pesca (Consejería de Agricultura y Agua), pescadores, asociaciones ecologistas, Guardia Civil, policías locales y clubs de buceo. Además, la mayoría de avisos se producen entre abril y septiembre y el 87 por ciento corresponde a ejemplares subadultos.

Las áreas de la costa donde más varamientos de tortugas se han registrado han sido La Manga, Cartagena, Águilas, Mazarrón y Cabo de Palos.

Los estudios realizados por la Consejería de Desarrollo Sostenible y Ordenación del Territorio tras la liberación de tortugas bobas tratadas en el Centro de El Valle demuestran que los ejemplares suelen permanecer un tiempo en la zona geográfica donde se les suelta, por lo que es muy importante su liberación en la Reserva Marina Cabo de Palos-Islas Hormigas para impedir que sufran futuros peligros. Hay que recordar que esta reserva la gestiona la Dirección General de Pesca del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino.

Los ejemplares de Caretta caretta suelen ser una de las especies más tratadas en el Centro de la Dirección General del Medio Natural, ya que suele verse muy afectada por su pesca accidental en redes de deriva y palangres, así como por redes fijas y de arrastre. A todos los ejemplares vivos que llegan al Centro de Recuperación se les realiza una analítica sanguínea (hematología y bioquímica) para comprobar su estado, así como radiologías, ecografías y técnicas médicas y quirúrgicas (amputación de extremidad, extracción de anzuelos), en el caso de que sea necesario para solucionar los problemas por los que ingresan.

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