La Asociación de Amigos de los Teatros de España concede al Teatro Circo Murcia el premio Nacional Gregorio Arcos a la Conservación del Patrimonio Teatral

El concejal de Cultura, Rafael Gómez, recogerá el galardón, en Albacete, el próximo 11 de noviembre

El concejal de Cultura, Rafael Gómez, asistirá el próximo jueves 11 de noviembre a recoger el VIII Premio Nacional Gregorio Arcos a la Conservación del Patrimonio Teatral. 

El responsable de Cultura en el Ayuntamiento de Murcia ha querido mostrar una vez más su agradecimiento a la Asociación de Amigos de los Teatros de España por haber concedido al Teatro Circo Murcia este galardón, que pone de manifiesto la impecable labor de recuperación que se ha llevado a cabo en este emblemático espacio escénico de Murcia, del que estamos más que satisfechos todos los murcianos y, del ya estamos disfrutando todos gracias a una amplia y variada programación para los meses de octubre, noviembre y diciembre. 

Con este galardón, único en su género en España y que pretende premiar una trayectoria o acción a favor de la protección del patrimonio arquitectónico teatral. 

AMITE quiere reconocer en esta edición el trabajo y el esfuerzo de un Ayuntamiento como el de Murcia por recuperar una joya del patrimonio arquitectónico teatral circense de Europa como es el Teatro Circo Murcia de la capital. El proyecto de rehabilitación ha permitido recuperar un inmueble que se encontraba en evidente estado de abandono en los últimos años, desde que fue cerrado en la década de los 70.

El Teatro Circo Murcia, inaugurado el 5 de noviembre de 1892, fue proyectado y construido por el arquitecto hellinero Justo Millán siguiendo las pautas de los célebres “teatros-circo” que, desde París, se extendieron por muchas ciudades europeas. Millán, responsable también de la rehabilitación definitiva del Teatro Romea tras el incendio de 1899, fue asimismo autor de la Plaza de Toros, el Hospital provincial, el Colegio San José de vocaciones eclesiásticas o la portada de San Bartolomé. 

El Teatro Circo Murcia –adquirió el nombre de su propietario, Enrique Villar- sufrió diversas modificaciones a lo largo de los años. A su uso como teatro y como circo, cabe añadir el de veladas de boxeo y lucha libre, espectáculos ecuestres, cine, etc. Desde 1908 se habilitó para cine, función en la que pervivió –combinada con otros espectáculos- hasta los años setenta, cuando se cerró de manera definitiva. 

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