El Pastor de la Diócesis preside la Misa de Navidad de la UCAM

Mons. Lorca Planes: “Dios es un Dios cercano, que nos acerca a sus mejillas para abrazarnos, para sumergirnos en la inmensidad de la ternura

La Universidad Católica San Antonio de Murcia celebró ayer la llegada de la Navidad con una Misa presidida por el Obispo de la Diócesis de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, concelebrada por varios presbíteros diocesanos. A esta celebración asistió el Presidente de la UCAM, D. José Luis Mendoza, así como otras autoridades académicas y personal de la Universidad. Después de la Eucaristía, el Sr. Obispo bendijo el belén que han colocado en el claustro, acto que estuvo acompañado por alegres villancicos.

“Lo que estamos analizando es la realidad de que Dios está con nosotros”- apuntó en su homilía Mons. Lorca Planes. Así añadió que el Señor “no entra en nuestra historia para violentar al hombre, sino para darle oportunidades”. “Realmente tenemos muchos motivos para vivir en paz y en la armonía a la que estamos convocados desde el principio”- aseguró. Asimismo, explicó que “Dios es infinitamente grande y, ante nuestra realidad humana, sale para liberarnos”.

El Pastor de la Diócesis indicó que “el Señor no ha dejado de dar señales”, y que estas señales “necesitan la fe, necesitan creerse”. El Sr. Obispo animó a los fieles a “oír a Dios en el silencio”, a “abrir los ojos a Dios” y a “escuchar la predicación de Jesús”. “Sentid cómo Dios nos invita a reconocerle dentro de los hermanos”- alegó. De igual modo expresó que un creyente está llamado a “espabilarse” por el mismo Dios que hizo el Cielo y la tierra. “Dios ha querido poner su morada en medio de nosotros- recordó.- Dios es un Dios cercano, que nos acerca a sus mejillas para abrazarnos, para sumergirnos en la inmensidad de la ternura”.

“En esta vida, o somos testigos y profetas de la alegría, o no hemos entendido el mensaje de Jesús”. Así invitó el Sr. Obispo a los presentes a llevar en el corazón la alegría del Salvador y transmitirla a los demás, “construyendo todos los días la santidad”. “Tenemos que anunciar al mundo la grandeza de Dios- precisó.- El Señor se encargará de abrir nuestras manos para ofrecer a los demás el tesoro de gracia del que somos portadores”.

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